Dos formas de amar: amor químico y amor alquímico
Amor consciente y amor no consciente
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¿Cómo entendemos el amor? ¿de qué forma amamos nosotros en las relaciones? ¿de qué forma nos gustaría amar?, y viceversa, ¿de qué forma nos aman? ¿y de qué forma nos gustaría que nos amasen?
Hoy ha llegado a mis manos un texto que habla sobre dos formas diferentes de entender el amor, y me ha parecido un texto muy bueno para trabajar sobre los esquemas inconscientes que tenemos acerca del amor.
El AMOR es el tema más bonito de todos para conocernos a nosotros mismos y ampliar nuestra consciencia.
Existen muchos conceptos o modelos mentales sobre el amor, tantos como culturas existen y han existido, o dicho de otra forma, hay tantas formas de amar, como personas somos.
Aquí vamos a trabajar el concepto de amor de dos formas distintas:
Por un lado, el “AMOR QUÍMICO” y, por el otro, el “AMOR ALQUÍMICO”. Pero podríamos haber hablado del amor romántico, del amor espiritual, del amor incondicional, del amor de madre… y cada uno de estos conceptos de amor y formas de amar tendría una forma diferente en cada uno de nosotros.
Lo importante aquí es que trabajemos nuestra mente y ampliemos nuestra consciencia (entorno al AMOR en este caso), y pensemos sobre la forma de amar que nos define y con la que nos sentimos identificados. Aquella que resuena dentro de nosotros.
No vamos a empezar el artículo hablando directamente del amor químico y del amor alquímico, sino que vamos a darnos un pequeño paseo antes por la historia de la alquimia y la química, para luego llevarnos estos dos conceptos al campo del AMOR.
¡Vamos con el texto!
Amor químico vs amor alquímico (autor: Diego Van)
"Le preguntaron al Maestro… cuál era la diferencia entre la química y la alquimia en las relaciones de pareja, y contestó estas hermosas y sabias palabras.
Las personas que buscan "Química" son científicos del amor, es decir, están acostumbrados a la acción y a la reacción.
Las personas que encuentran la "Alquimia" son artistas del amor, crean constantemente nuevas formas de amar.
Los Químicos aman por necesidad.
Los Alquimistas por elección.
La Química muere con el tiempo.
La Alquimia nace a través del tiempo.
La Química ama el envase.
La Alquimia disfruta del contenido.
La Química sucede.
La Alquimia se construye.
Todos buscan química,
sólo algunos encuentran la Alquimia.
La Química atrae y distrae a machistas y a feministas.
La Alquimia integra el principio masculino y femenino, por eso se transforma en una relación de individuos libre y con alas propias, y no en una atracción que está sujeta a los caprichos del ego.
En conclusión, dijo el Maestro mirando a sus alumnos:
La Alquimia reúne… lo que la Química separa.
La Alquimia es el matrimonio real,
la Química, el divorcio que vemos todos los días en la mayoría de las parejas"
"Comencemos a construir relaciones conscientes, pues la química siempre nos hará envejecer el cuerpo, mientras la alquimia siempre nos acariciará desde adentro"
Autor: Diego Van
Este inspirador texto que nos plantea el autor muestra dos formas de entender el amor; por un lado, el conocido “amor químico” (amor no-consciente) y, por el otro, el “amor alquímico” (amor consciente).
¿Qué es entonces la química y a qué se refiere el texto con amor químico? ¿qué es la alquimia y qué vinculación tiene con el amor?
La Alquimia y la Química: una historia de transformación
La Alquimia es una doctrina o una proto-ciencia, con una antigüedad de más de 2.500 años, que tenía como objetivo la transmutación de la materia. La alquimia pretendía transmutar, es decir convertir, metales de poco valor, en metales nobles como el oro o la plata. Esta transformación la hacían a través de una sustancia que se le atribuía el poder de dicha conversión: la cual llamaban “la piedra filosofal”.
Otra de las ansiadas búsquedas incluía el encontrar el elixir de la vida eterna, para así lograr el rejuvenecimiento y la inmortalidad.
Y es que la palabra al-khimia hace referencia a «la mezcla de líquidos». Los cuales eran una especie de “pócimas” que lograban transmutar la materia en el objetivo deseado.
En el plano espiritual, la alquimia es el paso natural desde la mística de la metalúrgica a la sublimación de la conciencia. Es decir, del herrero, centrado en la materia, al sabio que manejaba la transmutación o conversión de la materia.
Los alquimistas debían transmutar su propia alma antes de transmutar los metales y, por encima de todo, la alquimia del alma era la utilización consciente del fuego convertido en luz interior.
Así la piedra filosofal, era el símbolo central de la terminología mística de la alquimia, que simboliza la perfección en su máxima expresión, es decir, la iluminación, la felicidad celestial. Los esfuerzos para descubrir la piedra filosofal eran conocidos como los Opus magnum ("La Gran Obra"), término alquímico al que se referían para el proceso de creación de la piedra filosofal.
El concepto de alquimia en el que se ha inspirado el autor para describir un amor consciente y trabajado día a día está relacionado con la magia y el esoterismo, el misticismo y la espiritualidad.
Los alquimistas eran magos de la transformación, se les atribuían poderes y sabios conocimientos capaces de transformar para alcanzar fines.
De esta forma, la transmutación de metales corrientes simbolizaba la evolución desde un estado imperfecto, enfermo, corruptible y efímero, hacia un estado perfecto, sano, incorruptible y eterno; y la piedra filosofal, representaba entonces alguna clave mística que haría esta evolución posible.
Aplicadas al propio alquimista, esta meta simbolizaba su evolución desde la ignorancia hasta la iluminación y la piedra filosofal representaba alguna verdad o poder espiritual oculto que llevaría hasta esa meta.
Pero no era fácil adquirir ese conocimiento, los textos contienen múltiples capas de significados y referencias a otras obras que igualmente estaban encriptadas y que debían ser laboriosamente «descodificadas» para poder descubrir su auténtico significado. Además, aquellos que lograban descifrarla, hacían lo mismo con sus nuevos descubrimientos.
En el transcurso de los comienzos de la época moderna, la alquimia dominante evolucionó en la actual química.
La química es una ciencia que estudia la estructura, la composición y las propiedades de la materia, así como las transformaciones que ésta experimenta durante las reacciones químicas.
La química comienza a diferenciarse de la alquimia a mediados del siglo XV donde se separa claramente de la alquimia y se introduce el método científico en los experimentos químicos. A partir del siglo XVIII la química adquiere definitivamente las características de una ciencia experimental moderna.
El Amor químico o amor no-consciente, ¿cómo es?
Cuando hablamos de amor químico hablamos de una revolución físico-química que sentimos cuando estamos enamorados. El amor químico está vinculado al placer que sentimos cuando estamos con esa persona. Es una efervescencia emocional que alcanza emociones positivas muy gratificantes a corto plazo y que nos proporcionan sensaciones intensamente placenteras.
Con la química del amor, nos estamos refiriendo a las hormonas y a la experiencia emocional que generan estas hormonas. Las hormonas son esas sustancias neuroquímicas liberadas por nuestro cerebro, que causan intensas y placenteras sensaciones y que modifican nuestras percepciones, nuestra forma de sentir y nuestra forma de pensar.
Las llamadas hormonas de la felicidad (como la dopamina, la serotonina y la oxitocina principalmente), generan un enganche hacia nuestra pareja que guarda mucho parecido con las drogas y con las adicciones, ya que están relacionadas con el sistema de recompensa y placer del cerebro. Tiene como resultado los mismos síntomas que la adicción: existe la obsesión, existe la necesidad imperiosa de estar con esa persona, y también el encontrarse muy mal sino se está con esa persona.
Cuando tenemos grandes dosis de esas hormonas liberándose en nuestro cerebro sentimos grandes cambios dentro de nosotros. Vemos la vida de forma más optimista, mucho más positiva. Sentimos que volamos a “a tres metros bajo el cielo”, nos sentimos imparables, nos ilusionamos, nos incrementa notablemente la energía, dormimos menos, estamos más activos…
Estas grandes dosis de actividad neuro-química tienen una particularidad, y es la de crear una “ceguera mental” o una inactivación de los razonamientos morales y de juicios sociales. Es por eso el dicho de… “el corazón tiene razones que la razón no entiende” o “el amor es ciego”, puesto que, en este tipo de amor, la emoción prevalece sobre la razón.
Una de las características del amor químico es su intensidad. Es extremadamente pasional durante la etapa en la que se produce. Este torrente emocional genera picos de intensidad máxima, abrupta y muy intensa, que se genera aun cuando no existe demasiado conocimiento sobre nuestra pareja... hasta es capaz de transformar los defectos de la pareja en virtudes y en cualidades agradables. Es por eso por lo que se tiende a idealizar.
Decimos que es un amor no consciente puesto que no nos importa realmente qué es lo que nos atrae de esa persona, o si es o no es una pareja compatible con nosotros a largo plazo, simplemente nos atrae, y nuestras sensaciones llevan el timón del barco.
Pero esta intensidad no dura toda la vida. Con el tiempo, esta actividad hormonal desciende… y en el trascurso de este descenso, puede suceder que lo que antes nos parecía agradable, esas manías que nos hacían gracia, comiencen a desestabilizarnos.
Falta de libertad en nuestras decisiones
Lo cierto es que esa química, tal y como sucede en las adicciones, genera una falta de libertad en nuestras decisiones personales. Nos sentimos claramente enlazados, adictos a esa persona y a las emociones que sentimos cuando estamos con esa persona. Somos presos de nuestras propias sensaciones y sentimientos, de esas “hormonas de la felicidad” que se disparan durante el período de máxima atracción de la relación. Lo que sientes cobra el control sobre ti, y organiza tu vida y tu pensamiento entorno a la persona por la que sientes.
El mismo hecho de ser una adicción ya indica que no es un amor en libertad, sino sujeto a la química, a las sensaciones, que produce la atracción.
Podemos decir que es un amor que se enfoca en el presente pues, aunque nos ilusione pensar en el futuro con esa persona, ese futuro está basado en el estado alcanzado cuando estás enamorado, y no en la percepción de la otra persona como una pareja que realmente sea compatible en todos los planos y de forma profunda.
No conoces qué es lo que te mantiene enganchada a esa persona: sin saber por qué, te sientes atraído y no te importan el por qué, simplemente te dejas llevas por la atracción y te entregas a esa sensación.
Nuestro inconsciente: el gran secreto, la gran respuesta
¿Pero cuál es el secreto de todo esto? El secreto que encierra el amor y sus leyes de atracción reside en nuestro inconsciente. Él es el que genera la química, él está guiando nuestros pensamientos, él crea nuestras percepciones y es el que pone en funcionamiento la atracción hacia unas personas o el rechazo hacia otras. ¿Por qué nos enamoramos de unas personas sí y de otras no? La respuesta no es casual, nuestro inconsciente, que aún no ha sido ascendido a la superficie consciente ¡está guiando nuestra vida amorosa!
Es el inconsciente quien enciende nuestro sistema hormonal para ponerlo al servicio del amor y la procreación, y decimos procreación… porque los enlaces amorosos guardan un sentido para la supervivencia de la especie. En él se guardan nuestras ideas de seguridad, nuestras ideas de lo que es atractivo y lo que no, nuestras necesidades y formas en las que nos gustan que nos quieran, etc.
No respondemos ante una señal de atracción por casualidad, nosotros tenemos una realidad aprendida y guardada en nuestro inconsciente que se activa cuando llega la persona que encaja en nuestros esquemas, tal vez como cuando llega la figura de una “potencial pareja”.
Cuando nuestra parte más inconsciente y pasional lleva el timón de nuestra relación de pareja puede suceder que, al descender esa pasión, encontremos cualidades, actitudes o formas de enfocar la relación en nuestra pareja que no son tan afines como en un principio nos parecían, debido al efecto “todo perfecto” de la fase del enamoramiento.
Como resumen, nos encontramos en una relación donde hemos dejado el timón de nuestro barco a nuestras emociones, dejamos de vivir libres en nuestras elecciones para ponerlas al servicio de nuestras sensaciones, producto de la atracción y del proceso químico de subida y bajada. Sin darnos cuenta, estamos en una dependencia químico-emocional.
Amor alquímico o amor consciente, ¿cómo es?
La alquimia hace aquí referencia a la elección y vivencia consciente de la pareja en su totalidad.
En el amor alquímico se da una conexión en diferentes planos, así la pareja siente que conecta en el plano emocional, el plano mental y en el plano sexual de forma que sus energías se alinean de una forma natural.
Existe una llama (simbólicamente hablando), que mantiene unida a la pareja y que hace que los impactos no desestabilicen a la pareja.
La pareja que se une mediante un amor alquímico, tal y como hacían los alquimistas, se forma y se transforma conjuntamente, se acompañan en su evolución porque existen un núcleo o una raíz común que va más allá de las cualidades conocidas superficialmente. La relación y en el beneficio conjunto es clave para el crecimiento constante de los dos miembros de la pareja y de la relación.
La relación entonces es una UNIDAD. La relación se va tejiendo poco a poco con los hilos de cada uno, de una forma relajada, natural y disfrutando de la labor. El resultado final es la UNIDAD, la pareja vive su vida en pareja como si fueran UNO. Pues existe la individualidad y la esencia de cada uno, pero a la vez, existe la compenetración de ambos sin perder la identidad.
En la construcción de la pareja, el amor alquímico es dual, es decir, la construcción de una relación siempre es cosa de dos. Los dos integrantes están comprometidos con su relación, incluyendo en sus valoraciones y sus decisiones a la otra parte de la pareja. Miran mutuamente el uno por el otro, porque dentro de cada uno, existe el mundo del otro. Se da una armonía entre los intereses y necesidades mutuas.
Esa alineación lleva consigo una evolución y crecimiento que impulsa a cada miembro de la pareja a conservan la individualidad y la esencia de cada uno a pesar de los cambios. Proporciona energía y crecimiento a cada miembro de la pareja, lo experimentan juntos y ese crecimiento mutuo se proyecta fuera de la relación. Esta concepción de amor, como podemos esperar, crea vínculos más profundos y duraderos en el tiempo.
El amor alquímico, por tanto, crece con el tiempo y se fortalece. Comienza desde la calma y aumenta en conexión a medida que las energías de ambos se alinean.
La libertad en el amor alquímico es algo sagrado y respetado por ambos. Los dos se dan espacio para autorrealizarse, pues ambos saben de la importancia del crecimiento personal tanto individual, como en pareja. Cuanto más autorrealizada se sienta una persona en una relación, más se va a enriquecer la relación que mantienen ambos.
En el amor alquímico, la razón y emoción conviven en equilibrio.
Del amor químico y el amor alquímico, al autoconocimiento
Ahora llevémonos esto que hemos visto en favor del autoconocimiento, planteo la pregunta...
¿amamos conscientemente o amamos químicamente?
Como ya decíamos al principio, hay tantas formas de amar como personas somos, ¿cuál es la tuya?
No debemos olvidar que, así como creamos en un tipo de amor o en otro… éste formará parte del amor que alcancemos finalmente y el que se manifestará en nuestra vida.
Donde pones tu atención, pones tu energía,
o lo que es lo mismo,
si lo crees, lo creas.