mujer con alta autoestima
Imagen de Karolina Grabowska en Pixabay

Hemos escuchado la palabra autoestima desde muy pequeños, pero, ¿qué significa tener alta o baja autoestima? ¿y cómo podemos mejorarla para sentirnos mejor con nosotros mismos?. En este artículo hablamos sobre ello.

INTELIGENCIA EMOCIONAL

Qué es la autoestima y cómo podemos mejorarla para sentirnos mejor

La autoestima y su relación con el autoconocimiento.

Seguro que alguna vez has escuchado decir: “Oye, ¿qué pasa con tu autoestima?” o “tiene una autoestima muy baja” o, tal vez, “¡qué buena autoestima tienes!”. Lo cierto es que hemos escuchado la palabra autoestima desde muy pequeños, lo que no nos han enseñado es a saber qué es y la importancia que tien el tenernos en "alta estima" para el desarrollo de nuestra personalidad y nuestra vida. 

¿Qué es la autoestima?

Etimológicamente, la palabra autoestima está formada por el vocablo “auto”, que proviene del griego autos y significa por sí mismo o propio, y el vocablo “estima”, que proviene del verbo en latín aestimare cuyo significado es evaluar, valorar, tasar. (1)

Por lo tanto, la autoestima tiene que ver con una autovaloración personal, que cada ser humano realiza sobre sí mismo. Esta valoración tiene una alta carga emocional y va referida a la estimación o ponderación de las potencialidades y vulnerabilidades de cada ser humano.

El término autoestima fue usado por primera vez en el año 1890 por William James, padre de la psicología norteamericana, quien la definió como “un fenómeno afectivo que se experimenta como una emoción, y depende enteramente de lo que pretendemos ser y hacer” (2). Desde el punto de vista de James, la autoestima de una persona se mide confrontando sus éxitos con sus pretensiones personales. Así, cuantas más pretensiones elevadas tenía una persona sin lograr satisfacerlas, tanto mayor era el sentimiento de fracaso personal que experimentaba.

Otro interesado en el estudio de la autoestima fue Abraham Maslow, uno de los fundadores de la escuela humanista, a quien se le atribuye ser el difusor de la importancia que ésta desempeña en la vida de la persona, al incluirla dentro de su conocida jerarquía de necesidades. Para Maslow existen dos tipos de necesidades de estima, la propia, y aquella que proviene de las otras personas. Ambas necesidades las ubica jerárquicamente por encima de las necesidades fisiológicas, las de seguridad personal y las de amor y pertenencia.

Es así como la autoestima, con el paso de los años y los avances en el mundo de las ciencias, se ha ido nutriendo y volviéndose un término muy polisémico. Sin embargo, en cada significado lleva inmerso una idea central: conocerse a sí mismo. Este conocimiento viene dado cuando la persona realza un inventario personal, sincero y real, de sus fortalezas y debilidades, de sus fragilidades y virtudes, para que así, al conocerse, pueda manejarse con propiedad, autonomía y proyectarse satisfactoriamente en la vida. Para lograr ésto, la autoestima requiere de un trabajo personal diario. (3)

 

La clave de la Autoestima: el Autoconocimiento

Una de las bases para que la autoestima se arraigue en cada ser humano depende de cómo construye su autoconcepto. De acuerdo con Rice (2010), el autoconcepto es la percepción cognitiva consciente y la evaluación que la persona realiza sobre sí misma; son sus pensamientos acerca de sí. Señala Rice que el autoconocimiento es la identidad de la persona, y la describe como un sistema de actitudes que la persona tiene hacia sí misma y que supone la suma total de sus autodefiniciones o autoimágenes.

Con base a esto, la autoestima guarda una relación estrecha con el autoconcepto. Ambos términos se complementan.

Autoestima y autoconocimiento son el resultado de un largo proceso determinado por todas las experiencias personales y sociales, que cada ser humano vivencia. Los éxitos y los fracasos; las valoraciones y comentarios del entorno; el ambiente humano en el que se crece, el estilo educativo de padres, los valores y los modelos que la sociedad ofrece, van construyendo y determinando la formación del autoconcepto y la autoestima, de forma casi imperceptible. Es por eso que las vivencias ocurridas en la niñez y la adolescencia determinen tan fuertemente la forma en que éstas se manifiestan en la adultez.

No se puede querer lo que no se conoce y de ahí que el autoconocerse sea de vital importancia. En la medida que cada ser humano aprenda más sobre sí mismo, podemos adquirir y trabajar una imagen de nosotros mismos saludable. Cabe destacar que el ser humano es mucho más de lo que hace. Por ello cuando se deja de lado lo que se hace y se mira lo más que se es, emergen dos áreas muy importantes que es de vital importancia trabajar para la autoestima: la luz y la oscuridad. Reconocer ambas áreas, potenciar la luz y trabajar la oscuridad, permite equilibrar el ser y conectar con ese yo interior equilibrado. Trabajar diariamente el reconocimiento y aceptación de estas dos áreas, nos da da paso a un equilibrio personal que nos aleja de alteraciones en la salud como la ansiedad, la depresión y otras patologías.

Para lograr una autoestima equilibrada, es necesario también trabajar los tres componentes principales de ésta, que, según Camacho (2019), son tres:

1. Pensamientos: lo que nos decimos. Mayormente son automáticos y nos indican qué somos o no somos. Se repiten, normalizan y no terminamos de ser conscientes de cuál es su contenido y la repercusión que tienen.

2. Emociones: lo que sentimos cuando nuestro diálogo interno actúa en situaciones en las que nos juzgamos. Si se hace desde lo negativo, esos sentimientos serán de tristeza, miedo, inseguridad, frustración, apatía. Si lo hacemos desde lo positivo, serán de alegría, fuerza, seguridad, confianza.

3. Acción: lo que hacemos o no hacemos, como resultado de lo que nos decimos (pensamientos) y lo que sentimos (emociones).

Para resumir, la Autoestima es un valioso tesoro de salud personal. Vigilarnos diariamente y trabajar por tener una autoestima sana, nos conduce a un estado de bienestar personal. Es un compromiso personal con nosotros mismos y que, con el tiempo, da sus frutos entranquilidad y paz interior.

 

Referencias Consultadas:

(1) Coromines, J. (1990).Breve diccionario etimológico de la lengua castellana. Gredos: Madrid.

(2) Zerpa, M. (2012). Autoestima. Evolución histórica dentro de la educación. Revista Candidus No.25 - Mayo/Junio 2012

(3) Riso, W. (2009). Cuestión de dignidad. Planeta: Barcelona, España.

Rice, P. (2010). Adolescencia, Autoestima, Desarrollo, Relaciones y Cultura. Madrid: PrenticeHall.

Camacho, R. (2019). Ni alta, ni baja: construye auténtica autoestima. Empoderamientohumano: España.

 

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